Cada año, un porcentaje de los alumnos de nuevo ingreso se ven obligados a desplazarse fuera de sus hogares para comenzar sus estudios universitarios. Una de las opciones más cómodas para pasar el primer año académico son las residencias y colegios mayores que existen en los centros neurálgicos de estudio.
El estudiante de primero recibe en estos sitios un amplio abanico de servicios que hacen menos difícil el cambio de ambiente. Pero, a cambio, han de sufrir las conocidas “novatadas”, donde los nuevos son tratados como novatos debiéndole respeto y obediencia a los veteranos, que llevan más años en la residencia. Esto suele durar un par de semanas y, generalmente, no pasan de ser meras bromas que se utilizan para integrar a los estudiantes en su nuevo “hogar”.
Y todo ello a pesar de que las novatadas están prohibidas expresamente por los reglamentos internos de las universidades y de los colegios mayores y residencias. Así, a modo de ejemplo, aparece recogido en el reglamento de régimen interior de la Residencia Universitaria “Colegio Mayor Hernán Cortés" de Salamanca en su artículo 23:
“Los Residentes deberán respetar las pautas de convivencia establecidas por el uso y la costumbre en el país, y en la comunidad académica que los acoge, tratando con respeto, tolerancia y amabilidad a sus compañeros y al personal. Están expresamente prohibidas las "novatadas". La transgresión de esta norma será motivo de expulsión, previa tramitación del expediente correspondiente.”
O en el reglamento de régimen interno del Colegio Mayor Helías Ahúja de Madrid, que en su artículo 2.5 expone:
“2. CONVIVENCIA
Un fin esencial del Colegio Mayor es inculcar en los colegiales el sentido comunitario de convivencia. Por consiguiente, serán considerados como graves, dentro de la
proporción debida:
2.5. Los abusos y bromas conocidas como «novatadas».”
Sin embargo, son muchos los que opinan que la regulación de estas prácticas es insuficiente. No nos referimos ya a la opinión de los distintos agentes de la sociedad, que también, sino a juristas profesionales que ven un desarrollo defectuoso en este tema.
Así por ejemplo, lo pone de manifiesto Ignacio Jiménez Soto, profesor titular de Derecho Administrativo y Asesor del Rector para el Estatuto y la Delegación de Estudiantes en la Universidad de Granada. En su estudio artículo titulado Derechos y responsabilidades en el Estatuto del Estudiante Universitario y que se puede consultar aquí.
En dicho estudio el profesor Jiménez pone de relieve cómo “se ha pasado de puntillas por una materia que al igual que el régimen disciplinario, les resulta bastante incómodo no a las universidades, pero si a buena parte de los responsables académicos” y lo ejemplifica de la siguiente manera: “como botón de muestra baste ver el limbo jurídico en el que se desenvuelven determinados actos impropios de una Universidad del siglo XXI, como así sucede con las “novatadas, tanto en las Facultades y en los Colegios Mayores, o con los destrozos frecuentes en los campus universitarios, o las intromisiones en algunos actos académicos repletas, cuanto menos, de insultos a profesores y autoridades académicas”.
Parece que es un buen momento para (re)abrir un debate necesario sobre un tema que afecta a una parte de la comunidad universitaria: Novatadas, ¿delito o jornadas de integración?
Jerónimo Gómez Escamilla
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